Ángeles Cruz (Heroica Ciudad de Tlaxiaco, 1969), indígena, lesbiana y ganadora del Premio Ariel por la película Nudo mixteco (2021) y los cortos Arcángel (2018) y La tiricia o cómo curar la tristeza (2013), cuenta los desbalances que ha enfrentado en un mundo machista, racista y estereotipado.
La actriz, guionista y directora Ángeles Cruz, mujer indígena, lesbiana y ganadora del Premio Ariel, habló en exclusiva con Saficosmos sobre lo que ha tenido que enfrentar en un mundo machista, racista y estereotipado. En 2024, su película Valentina o La serenidad se encuentra recorriendo el circuito de festivales internacionales.
Ángeles Cruz ha ganado tres premios Ariel por su trabajo como directora en dos cortometrajes y un largometraje. Se llevó el reconocimiento por mejor cortometraje de ficción por Arcángel (2018) y La tiricia o cómo curar la tristeza (2013). Y en 2022 se ganó el Ariel a mejor ópera prima por Nudo mixteco.
Y aunque es reconocida como una de las cineastas más prometedoras del cine mexicano contemporáneo, la también actriz Ángeles Cruz sabe perfectamente que en el mundo prevalece un problema de equidad en cuestión de género y raza. CONOCE A LAS MUJERES LESBIANAS QUE CAMBIARON LA HISTORIA DE MÉXICO.
«Yo tengo tres desbalances: vengo de una comunidad indígena, soy mujer y soy lesbiana; cosas que han sido estereotipadas y puestas como en situación emergente de sobrevivencia».
De Oaxaca para el mundo
Originaria de Tlaxiaco (una comunidad localizada a tres horas de la ciudad de Oaxaca), Ángeles Cruz vivió una infancia alejada de la televisión y al mismo tiempo de representaciones que no correspondían a su realidad. Pero sí estuvo cercana al cine gracias a la película El joven Juárez (Emilio Gómez Muriel, 1954); su padre conservaba el filme en 16mm.
Y también estuvo cercana al teatro gracias a las interpretaciones teatrales que su madre hacía ocasionalmente en la escuela donde impartía clases como maestra.
La muerte de su papá y factores económicos provocaron que su familia y ella tuvieran que mudarse a Oaxaca. Ahí continuó sus estudios con la idea de convertirse en ingeniero agrónomo. Sin embargo, el Centro de Educación Artística (CEDART) ‘Miguel Cabrera’ desvió ese camino. DESCUBRE CÓMO ES LA RESISTENCIA LÉSBICA EN EL EZLN.
Y es que ahí conoció a un maestro que le aconsejó dedicarse al teatro. Entonces decidió hacer su examen en la Escuela Nacional de Arte Teatral en Ciudad de México y comenzó su sueño de ser actriz. Pero al llegar al mundo laboral se enfrentaría a estereotipos y al racismo.
Rechazo y discriminación en TV Azteca
Fue en la televisión, concretamente durante su participación en diversos programas de la serie Lo que callamos las mujeres de TV Azteca, donde la actriz experimentó rechazos y una serie de papeles estereotipados que la hacían preguntarse si solo podía interpretar a madres sufridas o a delincuentes.
«La idea con la que regresas a casa es de si una persona como yo que tengo todo el genotipo indígena no puede hacer más, es algo que te marca», confesó. Esa imposibilidad de proponer otro tipo de personajes generó en ella una inquietud por explorar otros terrenos, entre ellos el cine.
«Como actriz siempre tratas de buscar retos, moverte de una zona de confort o de ciertos estereotipos de personajes. Entonces pensé que el cine era una mejor cancha para tener una mayor diversidad de personajes, pero me di cuenta que era más mi sentimiento romántico».
Ángeles Cruz y el cine
Su primera película fue una excepción: La hija del puma (Ulf Hultberg, Åsa Faringer, 1994). Esta cuenta una historia sobre las masacres realizadas por el ejército guatemalteco a los pueblos indígenas. MIRA LAS LECCIONES DE SILENE SALAZAR, ACTIVISTA INDÍGENA Y LESBIANA.
Su trayectoria como actriz continuó con películas como El violín (Francisco Vargas, 2005), Espiral (Jorge Pérez Solano, 2008), Tamara y la catarina (Lucía Carreras, 2016), además de series como Capadocia (2008). Asimismo, hizo varios cortometrajes en los que dio vida a mujeres indígenas.
Su participación más reciente en cine fue en la película Te llevo conmigo de Heidi Ewing. Esta cuenta una historia sobre la homofobia y la xenofobia que vive una pareja gay en Estados Unidos, y la cual fue galardonada este año en el Festival de Sundance.
Fue a principios de la década pasada cuando surgió en Ángeles la necesidad de estar del otro lado de la cámara.
«Estoy en esa combinación de encontrar personajes extraordinarios en el cine como actriz y crear mis propias historias».
Así surgió su primer cortometraje: La tiricia o cómo curar la tristeza (2012). En este, además de hablar sobre la llamada enfermedad del alma cuando el corazón entristece, expuso un caso de violencia infantil. Esto contó la cineasta a Saficosmos:
«Una persona muy querida me confesó que había sido abusada de niña… yo digo que se me pegó su tiricia y ya no me dejó hasta que escribí la historia. Eso ayudó a destapar otra parte de mí que no había explorado».
Reacciones a su obra
La primera vez que Ángeles presentó dicho cortometraje en su comunidad estaba muerta de miedo ante la reacción. Esto debido a que hasta entonces solo había comentado que se trataba de una historia en la que se rompían círculos de violencia. Un niño de los que participó en la película fue quien rompió el hielo: había dicho que si algo así le pasara a su hermana la defendería sin dudarlo. Entonces se abrió el diálogo y la discusión sobre el abuso.
«En ese momento entendí para qué estaba contando historias: para poner esos temas en la mesa de mi comunidad».
La actriz también comprendió que el cine era una herramienta menos confrontativa que permea en nuestras realidades como espectadores. No cree en un cine que tenga que aleccionar, pero sí en uno que conecta con los espectadores y deja preguntas que tratarán de responder.
Años después, en medio del calor de las copas de una cena familiar, se abrió la discusión en torno a la homosexualidad femenina. ESTAS SON ALGUNAS DE LAS PELÍCULAS LÉSBICAS MEXICANAS.
«Afirmaban que sí había hombres homosexuales en el pueblo, pero en el caso de las mujeres eso no existía».
Dicha aseveración causó en Ángeles sorpresa y rabia al darse cuenta que estaba frente a una comunidad tan machista que ni siquiera contemplaba la existencia de mujeres lesbianas. Pensó en sus compañeras con esta orientación sexual, a la que ella misma pertenece. Así fue que decidió dirigir su segundo cortometraje, La carta (2014).
En este nos presenta a Lupe, una mujer indígena que regresa a su comunidad y se reencuentra con Lucía, una amiga que le escribió una carta de amor cuando se despidieron. CHECA NUESTRA GUÍA MÁXIMA DE PELÍCULAS LÉSBICAS QUE NECESITAS EN TU VIDA.
«Creo que en este momento el cine está haciendo mucho al respecto, pero ha estado fuera… Hay muchas películas sobre homosexualismo masculino, pero no femenino».
Ángeles afirma que aunque su comunidad es un microuniverso, los temas que trata son universales. Ejemplo de ello es Arcángel, tercer cortometraje de la directora en el que explora la vida de dos personajes marginados que se enfrentan a la desolación. Ellos son un campesino que está a punto de perder la visión y una anciana de su comunidad a la que este desea encontrarle un hogar antes de que eso ocurra.
«Mis películas han llegado a muchos lugares del mundo porque estamos hablando de seres humanos».
En este video Ángeles Cruz cuenta toda la historia detrás de Arcángel.
Dirigió su ópera prima, Nudo mixteco, en la que tres personajes que de una comunidad se entrelazan en la fiesta patronal del pueblo
En este largometraje protagonizado por Myriam Bravo, Aída López, Eileen Yáñez y Noé Hernández, la directora Ángeles Cruz habla sobre la sexualidad de las mujeres indígenas. Y vuelve a poner sobre la mesa la homosexualidad femenina al mostrar una relación lésbica. Actualmente busca colocar la película en festivales internacionales antes de su estreno en nuestro país. MIRA ESTA LISTA DE PELÍCULAS LÉSBICAS INSPIRADAS EN LA VIDA REAL.
«Para mí la mujer es tema fundamental de lo que quiero escribir; creo que me gusta ponerme en la psique de esos personajes. Como no estudié guion, mi referencia es mi trabajo como actriz: me puedo meter en la piel, corazón y mente del personaje femenino».
Violencia de género
Hacia el final de nuestra conversación, hablamos sobre la violencia de género. Ángeles recordó que los crímenes de odio hacia las mujeres ocurren desde hace mucho, aunque algunos parecen haberlo descubierto apenas. Las muertas de Juárez son un claro ejemplo de que esta masacre lleva por lo menos más de una década. CHECA LA HISTORIA DE SARA GARCÍA.
Y aunque aplaude todo el movimiento actual, considera que las mujeres indígenas no han sido tomadas en cuenta del todo por las feministas.
«Estamos en otro momento, con luchas particulares. El movimiento no está llegando a nosotros. No hay resonancia desde aquí [Ciudad de México]. Como mujer me puede representar, pero no como mujer indígena. Todavía falta ahí un camino por andar».
Con una trayectoria de casi 30 años, Ángeles Cruz se ha convertido hoy en día en una mujer que transita entre dos mundos: desde CDMX maneja hasta su pueblo. Ahí tiene una cabaña que se ha convertido en su refugio y espacio de escritura, al mismo tiempo que busca leña y cumple con sus labores comunitarias. Después regresa, hace un casting, trabaja en una película como actriz o genera proyectos como directora. (Ahora prepara el guion de su segundo largometraje).
«Yo digo que mi estadía siempre está en la carretera, voy y vengo. Sigo perteneciendo a mi comunidad y a esta ciudad que habito y me encanta».
No cabe duda de que a través de su cine continuará confrontando, cuestionando y luchando, con la idea de que un día se logrará una equidad y vida digna hacia las comunidades indígenas, hacia las mujeres y hacia las lesbianas. «Solo cuando seamos empáticos podremos entender que todos valemos lo mismo», concluyó.
¿Ya conocías a la actriz, directora y ganadora del Ariel Ángeles Cruz, orgullosamente indígena y lesbiana?
Texto de Víctor Gochi