Las fiestas de Navidad y Año Nuevo a veces llegan con comentarios incómodos y lesbofóbicos, por eso preparamos esta guía de respuestas que te harán salir victoriosa si necesitas defenderte de las sandeces familiares.
Esta Navidad yo quiero regalarles algo que es simple, pero útil, queridas: una guía de respuestas a comentarios lesbofóbicos que las acompañe y, Diosita quiera, auxilie en sus venturas y desventuras familiares.
Porque a veces muchas personas olvidan que parte de lo bonito de estas fiestas es reunirse en familia y darnos amor y apapacho colectivo. Y en vez de eso, traz. Te reciben con comentarios sobre tu peso, tu vestimenta, tu estado civil, y demás cosas que no son asunto más que tuyo. CHÉCATE ESTA LISTA DE PELÍCULAS LÉSBICAS PARA VER EN NAVIDAD.
En este contexto, a las mujeres sáficas, además, nos avientan varias pedradas viperinas que invalidan, invisibilizan, desprecian o niegan nuestra orientación sexual.
Antes que nada, quiero decirles que no solo les pasa a ustedes. Eso en lo absoluto mejora las cosas. Pero sí trae una pequeña ventaja: al ser varias las que hemos pasado alguna vez por el mismo viacrucis, ya medio le sabemos el know how a este tipo de eventualidades. ESTAS SON ALGUNAS COSAS QUE DEBES SABER SOBRE LAS MUJERES SÁFICAS.
Y hemos aprendido a no quedarnos calladas ante una situación o comentario que no solo es molesto, sino discriminatorio.
Hoy te traemos el producto de esos aprendizajes en forma de respuestas que puedes darle a tus familiares si llegan a sacar innecesarios comentarios lesbofóbicos de su repertorio. ¡Empezamos!
«Mijita, ¿y el novio pa cuándo?»
La típica pregunta incomodísima que llega infalible cada Navidad para mujeres sáficas, hombres gay, y personas solteras en general, independientemente de su orientación sexual. Pero en nuestro caso es especialmente irritante porque muchas veces tu familia ya intuye que no, que el novio no va a llegar.
O, si eres bisexual, que en vez de novio, puede ser novia también. Y esta pregunta se siente hasta como una amenaza sobre qué se está esperando de ti.
En este caso, dependiendo qué tan política o tranquila quieras responder, puedes ir desde un: «Soltera no tengo que comprar regalo, tía, jajajajijiji».
Hasta llegar a algo más confrontativo como: «Gracias por tu interés en mi vida amorosa, tía. No hay ningún novio en el horizonte y, la verdad, preferiría que me preguntaras por cualquier otra cosa sobre mí. No sé, cómo me va en la escuela/trabajo, qué he hecho a lo largo del año. Hay muchas cosas que me mantienen ocupada en el día a día y tener un novio no es una de ellas. Con todo respeto, si no me preocupa a mí, definitivamente no debería preocuparte a ti tampoco». ¡Zazcuaz!
«¿Estás segura de que te gustan las mujeres? ¿No será una etapa?» es uno de los comentarios lesbofóbicos que requieren respuestas enérgicas
¿Y tú estás segura de que a ti no te gustan las mujeres, María Concepción? ¿Tu gusto por los hombres no será una etapa?
Estoy tan segura de mi orientación sexual como tú estás de la tuya. No es una moda en gustos musicales o en la serie que estoy viendo estos días. Es una parte intrínseca de mí.
Así como tú no elegiste quién te atrae, yo tampoco. Y mi identidad es tan válida y duradera como la de cualquier persona heterosexual. DESCUBRE CÓMO SE VE LA LESBOFOBIA ENTRE LESBIANAS.
«¿Y tu amiguito tal no te gusta? Harían muy buena pareja»
No hacemos buena pareja, somos buenos amigos. Y llevarme bien con un hombre no significa que me guste, o me tenga que gustar.
E incluso sugerirlo invalida mi identidad al insinuar que sigue siendo mejor para ti que yo esté con un hombre a que sea feliz siendo la persona que realmente soy.
«Deberías intentarlo con los hombres, tengo un conocido que te quiero presentar»
Gracias, pero no gracias. No necesito ‘probar’ con los hombres para saber que me gustan las mujeres. Ni necesito tampoco que cualquier persona que no sea yo intente decirme con quién debería estar.
Esta es otra de las respuestas esenciales a uno de los comentarios lesbofóbicos más recurrentes, que es que te quieran emparejar con un desconocido como si eso fuera a cambiar tu orientación sexual.
«Trae a tu novia/esposa, solo no sean muy obvias»: otro de los comentarios lesbofóbicos que necesitan respuestas claras
Te aseguro que no nos comportamos de forma diferente a una pareja heterosexual promedio solo por ser dos mujeres.
Si nos quieres en la cena/fiesta/etc., que sea para tratarnos mínimo con respeto y aceptación. Si no es el caso, ni siquiera estoy segura de para qué nos invitas.
«Si tu novia y tú tienen hijes, ¿van a celebrar Navidad?»
¿Le harías la misma pregunta a otra pareja que fuera heterosexual? ¿O qué te hace pensar que el hecho de que seamos dos mujeres implica que celebremos o no la Navidad?
«Trajo a su novia a la cena, ¡qué modernas!»
No, tío, no somos modernas. Simplemente estamos existiendo de forma normal y espontánea con el mismo derecho de cualquier otra persona a pasar tiempo y momentos significativos con su familia y su pareja.
«¿Por qué celebran Navidad si son lesbianas?»
Hasta donde tengo entendido, la orientación sexual no determina la capacidad para disfrutar de las festividades. Te volteo la pregunta a ti, para que me expliques: ¿por qué la Navidad sería solo para heterosexuales?
«¿Por qué no te vistes más femenina? Aunque sea para las fiestas»
Gracias por tu interés. Me gustaría aclararte que mi forma de vestir refleja mi personalidad y estilo, no mi orientación sexual.
E incluso si tú asocias cierto estilo o vestimenta con ser heterosexual, lesbiana, gay, etc., prefiero ser auténtica conmigo misma, que satisfacer expectativas poco realistas sobre cómo se cree que debería verme por ser mujer. MIRA A LAS CELEBRIDADES FAMOSAS QUE NOS ENSEÑARON A DEJAR EL GÉNERO ATRÁS.
«Ella es *inserten el nombre de la sáfica de su preferencia*, la amiguita de mi sobrina»
No es mi amiguita, tía, es mi novia. Con ene de no me vas a estar metiendo al clóset otra vez, clara que no.
Desafortunadamente, de donde vinieron estos comentarios lesbofóbicos, hay muchos más. Pero ojalá esta pequeña guía de respuestas te haya servido o para zafarte de un momento incómodo, o para inspirarte a crear tus propias réplicas.