Las mujeres bisexuales existimos. Y nos urge que desaparezca la bifobia, así como la idea errónea de que somos traidoras y vendidas.
Muchas mujeres bisexuales nos hemos sentido demasiado lesbianas para los heterosexuales y demasiado heterosexuales para las lesbianas. Al menos así es como me siento la mayoría del tiempo. Sé que no estoy sola con esta sensación. Para mí, alguien que reconoce a la sexualidad como fuente de bienestar, es muy complicado que mi orientación sexual se sienta tan alejada de esa definición que vi hace años y me cambió la vida.
Me llamo bisexual porque reconozco que tengo en mí el potencial de sentirme atraída —romántica o sexualmente— por personas de más de un sexo o género. Aunque esto no sucede necesariamente al mismo tiempo, de la misma manera o en el mismo grado. MIRA LO QUE DEBES SABER SOBRE LAS MUJERES SÁFICAS.
La lucha de ser una mujer bisexual
Sí, ser bisexual parece como una gran pelea. Está por un lado la descolocación y el rechazo por parte del movimiento por las disidencias sexuales, específicamente algunos gay y lesbianas. Y, por el otro, el castigo o exotización al rechazo de la heterosexualidad.
Estamos como flotando, parece. Junto con la pansexualidad, estamos dentro de un espectro de preferencias, afectos y gustos que se ve como una falta de elección. Está la obligación social de escoger y nosotras parece que no lo hacemos.
Paralelamente, se ve a la bisexualidad como un camino hacia ‘algo’. Y, por ende, como una fase o un periodo de confusión mientras escoges ese destino final. Somos vistas y tratadas como vampiresas que vienen a absorber algo de energía lésbica antes de regresar finalmente a la vida heterosexual, segura y validada, o como ‘lesbianas en negación’ que aún no han terminado de ‘salir del clóset’.
Por si fuera poco, continúa la idea de que somos traidoras y vendidas por no dejar de relacionarnos con hombres. De tramposas o ambiciosas por querer abarcarlo todo. Y, finalmente, que somos mentirosas. Que cualquier dirección en dónde y cómo ponemos nuestros afectos y prácticas sexuales es performance. Es decir, no lo hacemos de manera genuina y solo queremos validar nuestras acciones, las que sean.
Basta de bifobia
Las mujeres bisexuales somos vistas como turistas. Nunca ancladas en ningún sitio y, por ende, siempre navegando hacia alguna parte, sin reconocimiento y apoyo. Es por todo lo anterior que necesitamos diálogos honestos, debates ávidos por aprender cómo se ve y se reproduce la bifobia. También requerimos espacios seguros para vincularnos y muchas conversaciones para hacernos parte de la comunidad de la disidencia sexual.
Es urgente una conversación sobre la jerarquía que hay en el mundo para priorizar las relaciones con hombres, sí. Tenemos que hablar de los privilegios, institucionales y sociales, de la heterosexualidad, también. Pero eso no puede solo ser visto, discutido y sacado a la luz cuando hablamos de mujeres bisexuales. Esa jerarquía trasciende a las orientaciones sexuales y responde a un modelo machista, que pone en lo alto de la montaña la heterosexualidad, en el que todas las personas vivimos.
Es urgente una conversación sobre el hecho de que ser bisexual está profundamente estereotipado en los medios de comunicación con representaciones poco profundas y complejas, casi siempre centrándose en el placer masculino. CONOCE QUÉ SON LAS LENCHITUDES.
No somos traidoras
Es urgente que se ponga sobre la mesa que las mujeres bisexuales existimos y resistimos. Que nuestra orientación sexual es válida y valiosa, que es verdadera y genuina, que no somos ni tramposas ni mentirosas ni traidoras.
Urge que celebremos la bisexualidad como una opción más que hace a las personas felices, con la posibilidad de cambiar, dudar o transitar a otros caminos y opciones. Yendo más allá, es urgente que dejemos de encasillar y poner etiquetas que más que nombres parecen jaulas.
Si realmente estamos convencidas de que la sexualidad es para disfrutar y para el bien-estar, no tendríamos que estar aclarando todo el tiempo una de sus expresiones.
Las mujeres bisexuales somos parte del movimiento de la disidencia sexual (aun cuando estemos en relaciones con hombres). No dejamos de ser bisexuales por estar con una mujer o con un hombre. La bisexualidad es y está sin importar las relaciones.
La bisexualidad significa diferentes cosas para diferentes personas y eso está bien. La sexualidad es cambiante, dinámica y una fuente de placer. No hay prácticas sexuales, porcentajes, recetas ni nada escrito en piedra. ¡Disfrutemos, probemos y exploremos!
Hoy podemos aprovechar para no huir de estas conversaciones, hacer comunidad y eliminar la bifobia de nuestras narrativas. ¡Feliz vida, mujeres bisexuales!
Texto de Daniela Tejas